Apóstol Sergio Enríquez
Tema: Cuidándonos a nosotros mismos
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En el tema de la responsabilidad, de alguna forma todos tendremos que dar cuentas de toda la palabra que hemos escuchado. Toda buena dádiva y todo don perfecto proviene del Padre de las luces, pero cada palabra que oímos la tendremos que recibir con responsabilidad.
En el caso de nosotros como personas, cambiamos de gustos conforme vamos creciendo, pero durante la adolescencia, está comprobado científicamente que no ha crecido la parte frontal del cerebro donde se encuentra la responsabilidad, por ello son irresponsables los adolescentes. De alguna forma también en lo espiritual cuando vamos creciendo en el Señor, también hay una etapa de irresponsabilidad.
En cuanto a lo biológico, hay una época en la que somos irresponsables con nuestro cuerpo, comemos lo que queremos sin pensar en las consecuencias, incluso sabemos que debemos ir al médico por lo menos una vez al año y al dentista por lo menos una vez cada 6 meses, pero no lo hacemos; incluso con nuestras cosas materiales debemos ser cuidadosos pero lamentablemente no lo somos.
Hay una época en la que nuestros padres tienen cuidado de nosotros en todas las cosas, así mismo, en lo espiritual somos cuidados por los ministros al inicio de nuestra nueva vida en Cristo, pero este tiempo tiene un final, para que al ser responsables, cuidemos de nosotros mismos.
1 Timoteo 4:16 LBLA Ten cuidado de ti mismo y de la enseñanza; persevera en estas cosas, porque haciéndolo asegurarás la salvación tanto para ti mismo como para los que te escuchan.
Vemos en este versículo que además de indicar que debemos cuidar de sí mismos; lo asocia con la enseñanza. El apóstol Pablo nos instruyó para que lo imitemos en lo que él imitó a Cristo, por lo cual debemos saber qué hacía el apóstol Pablo para poder imitarlo; por ejemplo, dijo que el evangelio que predicaba no se lo había enseñado hombre alguno, entonces nosotros también debemos predicar el evangelio que nos haya revelado el Espíritu Santo, aunque escuchamos a hombres predicando, pero el que enseña en nuestro corazón es el Espíritu que revela la verdad.
Por ejemplo, hemos sido enseñados que la iglesia no pasará la gran tribulación, entonces la enseñanza debe hacerse vida en nuestro corazón para que podamos creerla. Otro ejemplo sería cuando el Señor Jesucristo le preguntó a los que lo seguían: ¿quién dice la gente que soy yo? Y todos responden lo que habían escuchado, pero Pedro responde la revelación que le dio el Espíritu diciendo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, el Señor le dice que debe sentirse bienaventurado porque el Espíritu le reveló quién era Él.
Esto nos dice que toda la palabra que escuchamos debe ir acompañada por la revelación del Espíritu Santo para que se haga vida en nosotros y podamos aceptarla, creerla y obedecerla.
La responsabilidad de la enseñanza y la revelación no se le puede dar a todos, es decir, no se le puede dar a los pequeños, a los recién nacidos en el Señor, porque puede confundirlos. Cuando cuidamos la enseñanza debemos solicitar al Espíritu que ésta vaya acompañada de revelación, tanto cuando la escuchamos, como cuando predicamos o cuando hablamos de la palabra de Dios con alguien.
Por ejemplo el misterio del águila volando, nos fue revelado, y al enseñarlo, aquellos que lo escuchan deben recibirlo ayudados de la revelación del Espíritu, para que sea certificado por Él y poder creer que un día volaremos y seremos arrebatados.
En lo físico no tomamos agua de cualquier lugar, tampoco comemos de cualquier plato, pues sabemos que los alimentos o el agua pueden estar contaminados y la consecuencia será enfermarnos. De la misma forma, debemos tener cuidado de lo que oímos pues lo que escuchamos es el alimento de nuestro espíritu, por ello, no debemos espigar en cualquier lugar, necesitamos tener el cuidado de discernir a quién escuchamos, no espigar en campos ajenos, y posiblemente contaminarnos.
Ahora bien, este pasaje dice que debemos perseverar en estas cosas, es decir, en tener cuidado de la enseñanza, para asegurar la salvación. Entonces debemos cuidar también la salvación, pues hay doctrinas que indican que no es necesario cuidar de ella, a tal extremo que tergiversan lo que dice la palabra en su propio beneficio.
Hechos 5:35 PSH Luego les dijo: Varones israelitas, tengan cuidado de ustedes mismos y vean qué es lo que deben hacer en cuanto a estos varones.
En el contexto de este pasaje, Gamaliel dice acerca de los apóstoles que si lo que predicaban era obra de los hombres, serían destruidos y pasarían, pero si eran de Dios, no los podrían detener. Sabemos que la doctrina no salva, pero si no se tiene una doctrina sana, ésta puede llevar a la perdición, por ello debemos tener cuidado de nosotros mismos cuando juzgamos la obra que los ministros hacen en nombre de Dios.
Lucas 12:1 NVP En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir primero a sus discípulos: Cuidaos vosotros mismos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
Lucas 12:1 ECR Habiéndose aglomerado miles de judíos hasta el grado que pisotearse unos a otros, dirigió la palabra, primeramente a sus talmidim: Tened cuidado sobre todas las cosas, de la levadura de esos perushim, que esta basada en la hipocresía.
Este versículo nos indica que puede haber una doctrina muy buena, pero que puede estar basada en la hipocresía.
Debemos hacer una auto limpieza profunda de nuestro corazón pero espiritualmente hablando. En lo físico hay cosas íntimas que no dejamos que otros vean de nosotros, en lo espiritual también debemos hacer esto; por eso debemos ir con el Señor para determinar si somos hipócritas, sin mostrarlo a los demás, y con ello tener cuidado de nosotros mismos. Debemos pedirle al Señor que tengamos la capacidad de escudriñarnos y determinar si estamos teniendo cuidado de lo que escuchamos, de lo que vemos y de lo que hacemos; y aún a cuidar unos de otros, de tal manera que si alguno cae, podamos ayudarle a levantarse.