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Tenemos la bendición de Dios de muchas formas, pero en cuanto a la Santa Cena, podemos decir que a los judíos Dios les había dejado 613 ordenanzas mientras que nosotros tenemos 2, una es la Santa Cena y la otra es el Bautismo; claro que estas 2 ordenanzas también involucran muchas cosas y también podemos comprender que las 613 ordenanzas se resumen en estas 2 que Dios nos ha dejado a la Iglesia, lo cual podemos comprender que se divide en 2 partes: muerte y resurrección, por eso Dios mismo dijo que todo aquello del Antiguo Testamento, quedaría resumido en 2 solamente.

 

De aquí podemos comprender que la Santa Cena tiene muchos beneficios, tanto para antes de participarla, como para el momento posterior a la Santa Cena; por eso vemos que mucha gente, aunque vive de una forma desenfrenada todo el tiempo, aun siendo cristianos; cuando saben que van a participar de la Santa Cena, buscan la forma de ponerse a cuentas con Dios, de tal manera que si la gente lo hace de todo corazón, alcanzarán el beneficio posterior de participar de la Santa Cena.

 

1 Corintios 11:28 (LBA) Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba de la copa.

 

Lo primero que debemos hacer entonces es examinarnos a nosotros mismos para saber con qué nos presentaremos a Dios porque podría ser que tengamos pecado oculto.

 

Jeremías 17:9 (FTA) Pero ¡ah!, perverso y falaz es el corazón de todos los hombres, e impenetrable: ¿quién podrá conocerlo?

 

Parafraseando lo que dice este versículo, podemos decir que todos tenemos un corazón perverso, claro que también podemos comprender que está refiriéndose a la humanidad entera, pero realmente lo que nos debe ocupar es el hecho que veamos un espejo en la palabra de Dios y analizar hasta dónde es malvado y perverso nuestro corazón.

 

Jeremías 17:10 (SRV) Yo Jehová, que escudriño el corazón, que pruebo los riñones, para dar á cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.

 

Dios nos está dando la oportunidad para que nos juzguemos a nosotros mismos pero correctamente, con el propósito que no lo hagan por nosotros. Una vez que nos hayamos juzgado y arrepentido de lo que hallemos incorrecto en nuestro corazón, podemos acercarnos a la mesa del Señor, participar del pan y vino y consecuentemente alcanzaremos el beneficio positivo a nuestra vida.

 

Juan 2:24-25 (LBA) Pero Jesús, por su parte, no se confiaba a ellos, porque conocía a todos, 25 y no tenía necesidad de que nadie le diera testimonio del hombre, pues Él sabía lo que había en el hombre.

 

Jesús dijo que las cosas que El hacía, nosotros haríamos también y aun mayores; eso significa que si Jesús podía discernir adecuadamente, hoy el beneficio que alcanzaremos en el nombre de Jesús es que tendremos un discernimiento asombroso revelado por el Espíritu Santo, pero no será un discernimiento para estar juzgando a los demás, sino a nosotros mismos primeramente y después a los demás, dependiendo del desarrollo espiritual que vayamos alcanzando.

 

Apocalipsis 2:23 (LBA) 'Y a sus hijos mataré con pestilencia, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña las mentes y los corazones, y os daré a cada uno según vuestras obras.

 

Este versículo nos enseña entonces que el discernimiento es para todas las iglesias.

 

Hebreos 4:12 (LBA) Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón.

 

Una vez que hemos sido confrontados por la palabra de Dios por el discernimiento que despierta en nuestro corazón, también llegará la salida de los pecados que pueden estarnos acusando, con el propósito que seamos verdaderamente libres y que caminemos en base a los pensamientos que Cristo pone en nuestra vida.

 

LOS PENSAMIENTOS

 

Marcos 2:8 (LBA) Y al instante Jesús, conociendo en su espíritu que pensaban de esa manera

dentro de sí mismos, les dijo : ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones?

 

El deseo de Dios es que discernamos nuestros propios pensamientos, que escudriñemos los profundo de nuestro corazón para saber de qué debemos arrepentirnos; el discernimiento sobre los demás puede llegar oportunamente, pero realmente lo que más debe importarnos es que sepamos a discernirnos en nuestro interior. El problema es que si no lo hacemos así, estaremos en determinado lugar donde quizá este moviéndose Dios y al discernir los ambientes, caeremos en pecado por tener malos pensamientos acerca de lo escuchamos.

 

Mateo 9:3 (LBA) Y algunos de los escribas decían para sí: Éste blasfema.

Debemos tener mucho cuidado con lo que pensamos pretendiendo que estamos discerniendo adecuadamente cuando la realidad es que estamos cayendo en juzgar a los demás antes de juzgarnos a nosotros mismos. Recordemos que en la Iglesia legalista solamente se critica hasta la forma de vestir de los demás, pero no escudriñan su interior. Es mejor que pongamos primeramente nuestra vida delante de Dios para que El la siga perfeccionando.