Apóstol Sergio Enríquez
Tema: La Alabanza Fortaleza l
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Dentro de todo lo que Dios nos permite estudiar, predicar, enseñar acerca de la Biblia, de la palabra de Dios; el Señor permite que vayamos avanzando de una forma equilibrada, por eso en unas oportunidades, compartimos temas devocionales, otras veces estudios escatológicos y a veces una combinación de ambos; pero también es necesario que aprendiendo a orar, intercedamos por los necesitados, considerando que dentro de la oración lo más sublime es la intercesión, de igual forma podríamos decir que dentro de la alabanza, lo más sublime es la adoración a Dios.
Por eso vemos en el libro de Apocalipsis de delante del trono de Dios, hay serafines que no cesan de decirle santo, santo, santo. Claro que para nosotros decir que Dios es santo, es un sentir en nuestro corazón que nos lleva experimentar Su exquisita presencia; pero consideremos que los serafines eternamente le dicen santo; una situación que encierra un misterio por cuando si lo hacemos sin ese misterioso sentir en el corazón, difícilmente podríamos llegar a estar de esa forma durante más de 1 mes. Lo que los serafines hacen, tiene que ser un misterio glorioso que les ha correspondido como privilegio; sin embargo hoy lo que debemos hacer es procurar ser lo que el Padre busca: adoradores en Espíritu y en Verdad (Juan 4:23).
Lamentablemente, hoy la alabanza se ha convertido en un modo de vida comercial, algunos salmistas se han volcado a buscar la forma de quedar bien con la gente y se olvidan que el principal para quedar bien es Dios, es a El con el que necesitamos quedar bien en todo momento, porque si lo que deseamos es que la gente se agrade de la música de un salmista; lo más seguro es que esa música sea producto del alma y de la carne, pero si deseamos que el Padre se agrade de la alabanza y adoración, es necesario que conozcamos Su corazón para lo cual también es necesitamos buscar Su rostro en todo momento, considerando con esto que cuando alabamos y adoramos al Señor de acuerdo a los deseos de Su corazón; un efecto colateral será que El nos defiende de nuestros enemigos.
Pero tampoco debemos desviarnos del propósito de alabar y adorar a Dios, porque si lo hacemos es porque El es digno y no para que nos defienda (Mateo 26:6-10). Por eso hoy necesitamos pedirle a Dios que Su Santo Espíritu nos guie para complacer el corazón del Padre con la adoración que le podamos entregar y que si en algún momento nos hemos desviado, volvamos a las sendas eternas en la alabanza para conocer cómo agradar el corazón del Padre y que fluya de nuestro corazón el agradecimiento por todo lo que hace por nosotros día con día.
Salmos 107:1-3 (LBA) Dad gracias al SEÑOR, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia. 2 Díganlo los redimidos del SEÑOR, a quienes ha redimido de la mano del adversario, 3 y los ha reunido de las tierras, del oriente y del occidente, del norte y del sur.
Este sería un canto que los ángeles no pueden entonar porque ellos nunca han sido redimidos como nosotros; ellos nunca han caído en pecado como lo hicimos nosotros y de esa forma podemos ver cómo se identifica con nuestra vida lo que sigue describiendo este Salmo:
Salmos 107:4-8 (LBA) Vagaron por el desierto, por lugar desolado, no hallaron camino a ciudad habitada; 5 hambrientos y sedientos, su alma desfallecía en ellos. 6 Entonces en su angustia clamaron al SEÑOR, y Él los libró de sus aflicciones; 7 y los guió por camino recto, para que fueran a una ciudad habitada. 8 Den gracias al SEÑOR por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.
Toda esta situación es el reflejo de la vida de muchos de nosotros, por no decir que de todos los que finalmente hemos reconocido la necesidad de Jesús en nuestro corazón porque sin El nada somos. Lamentablemente, algunos que se dicen conocedores expertos de la música; han catalogado de alabanza con unción por la velocidad con la que es cantada por determinado grupo de cristianos, pero cuando la discernimos, podemos ver que carece de un espíritu de agradecimiento por todo lo que Dios ha hecho por nuestra vida.
Salmos 107:9-14 (LBA) Porque Él ha saciado al alma sedienta, y ha llenado de bienes al alma hambrienta. 10 Moradores de tinieblas y de sombra de muerte, prisioneros en miseria y en cadenas, 11 porque fueron rebeldes a las palabras de Dios y despreciaron el consejo del Altísimo; 12 humilló pues, sus corazones con trabajos, tropezaron y no hubo quien los socorriera. 13 Entonces en su angustia clamaron al SEÑOR y Él los salvó de sus aflicciones; 14 los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte y rompió sus ataduras.